Doña Bárbara fue una ambiciosa criolla de principios del siglo XVIII. Ningún hombre y mucho menos cninguna mujer de su pueblo la igualaba en carisma, empuje, y deseo de progreso. Enriqueció y ayudó a muchos de su región, tal vez fue la figura económica más importante del norte Antioqueño en su época. Fue de las primeras mujeres en Antioquia que aprendió a leer y a escribir. Tenía todo lo material que cualquiera hoy en día envidiaría: poder, dinero, reconocimiento, sin embargo, dos cosas no había logrado, dos cosas anhelaba: Conocer España, la tierra de sus padres y de su Rey, y encontrar marido que estuviera a su altura. Dicen que no era muy agraciada, lo cual le mortificaba en lo más íntimo de su soledad, unido a su edad, que ya pasada de la mocedad, epoca en la cual ya todas las muchachas estaban casadas y con algunos hijos en su haber.
Un día llegó al pueblo Don Francisco de Orellana, un español de casta, un enviado del rey a sus colonias, un enviado del cielo para doña Bárbara. Él se enamoró de doña Bárbara y le propuso matrimonio, esto implicaba que si ella aceptaba, debía irse con él inmediatamente a España y además debía llevar con sigo toda la riqueza que a ella perteneciera. Ella no lo pensó dos veces: con él podría cumplir sus dos sueños. Emprendieron el largo viaje por las montañas de Yolombó para llegar al puerto en el río Magadalena, y una semana después en medio camino hallaron a doña Bárbara abandonada, despojada de su tesoro y de su prometido, su español de casta que se había llevado todo.
Este resumen bastante sucinto y obviamente mediocre trae uno de los aspectos más interesantes de La Marquesa de Yolombó de Tomás Carrasquilla: cómo todas las personas, sin importar si parece que lo tienen todo en la vida, todas tienen una fantasía y un miedo. A menudo el mayor
miedo de alguien se relaciona con su fantasía y esto se constituye en la
mayor vulnerabilidad de una persona.
Esto miedos y fantasías son susceptibles de ser explotados por otras personas que accidental o intencionalmente logran "dar en el clavo" de dicha fantasía. Un ejemplo es la publicidad y el comercio. Hoy en día se reconoce dicha vulnerabilidad de las personas y por eso los mensajes son emocionales, ofrecen productos y servicios como salvadores para todo tipo de imperfecciones y anhelos.
Otros ladrones también explotan dicha vulnerabilidad, sobre todo si ésta es conocida o visible. Lo más peligroso es cuando aparece el cumplimiento de dicha fantasía encarnada en una persona, cuando resulta aquel que va a solucionar lo que por tanto tiempo se ha esperado. Ésta persona es un fantasma, o un ladrón y mentiroso, o un vendedor que es lo mismo. El que de un momento a otro aparece de la nada, como caído del cielo es generalmente un impostor, es aquel que va a esperar a que se le entregue la confianza, lo más probable es que diga que mientras más rápido aproveches la oportunidad es mejor, es aquel que aparece en el momento en que se es más vulnerable, mirará la reacción involuntaria de felicidad e interés porque de algún modo ha tocado un hilo muy interno e íntimo, va a esperar a que uno se encuentre solo, o va a buscar la manera de dejarlo a uno solo y ahí, a pocos instantes de cumplir tu fantasía, va a pedir dinero o algo y va a salir huyendo, o simplemente lo va a tomar con una sonrisa en la cara.
En las relaciones humanas desinteresadas y sanas, ningún desconocido se va a aparecer de un momento a otro para solucionar los problemas de nadie en un abrir y cerrar de ojos. Esto sólo pasa en los cuentos de hadas y en los malos libros y películas. La solución de todas las cosas importantes demanda esfuerzo y dedicación propia, las fantasías y los sueños no caen del cielo.
Friday, December 21, 2012
Saturday, December 1, 2012
Iniciación
Se cree que todo tiene un origen. El origen de las palabras acaso sea parte de nuestra respuesta a la perplejidad ante lo infinito y desordenado del universo. El origen de este espacio acaso sea parte de la respuesta ante esa misma perplejidad.
Se dice que quien escribe, lo hace pensando en una presencia ausente, imaginada, fantaseada. Esa presencia ausente tal vez sean ustedes, tal vez seas vos.
Se dice que quien escribe, lo hace pensando en una presencia ausente, imaginada, fantaseada. Esa presencia ausente tal vez sean ustedes, tal vez seas vos.
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